Amados hermanos, en estos días que corren estáis prestando demasiada atención a lo que vosotros llamáis oscuridad. Os estáis centrando en exceso en combatir a supuestas fuerzas oscuras que quieren desequilibraros.
Nada de lo que está sucediendo es fortuito. Todo tiene un propósito y una razón de ser. No entréis en luchas inútiles que únicamente logran desestabilizaros. ¿No veis que ello os lleva a la desunión y al desequilibrio interno? ¿No veis el daño que os estáis haciendo los unos a los otros acusándoos, desconfiando, repudiando?
Amados hermanos, no os apartéis de la Luz. No permitáis que se hagan más hondas las zanjas que ya os separan. Llenadlas de Amor, llenadlas de Luz, llenadlas de compasión. Tended una mano amiga a aquellos que sufren, aunque los que sufren os muestren su dolor en formas que no os resulten agradables. Miradlos a los ojos. Buscad al ser de luz que llevan dentro. No os dejéis engañar por la fachada; no os creáis la función de teatro. Sois personajes de una obra de teatro en continua representación, actores que interpretan un personaje. Actores que, bajo el disfraz, son puro Amor, Luz infinita. Mirad al ser de luz que todos lleváis dentro. No os acuséis de esto o de aquello. No tiñáis de oscuridad las oportunidades de crecimiento que os ofrecéis los unos a los otros. No rechacéis al hermano, porque esté pasando por un mal momento, acusándolo de haberse pasado al lado oscuro.
¡Hermanos, amados hermanos, todos formamos parte de la Luz! Todos, incluidos aquellos a los que acusáis con el dedo. Ésos también. Todos formamos parte de la Luz absoluta y bendita, y volveremos a ella algún día. Unos antes que otros, tal vez, pero todos, sin faltar ninguno, regresaremos a la Fuente de la que un día partimos.
Amados hermanos, deponed las armas. No fomentéis la desunión. Uníos, apoyaos los unos a los otros. Sed comprensivos, sed compasivos, sed amables con el que sufre y se cae. Tendedle una mano amiga, no un sable.
Amados hermanos, en la lucha está la desunión; en la acusación, el rencor; y la crueldad en el rechazo.
¿No os dais cuenta de que no es ése el camino de la Luz que todos buscáis, que todos buscamos? ¿No os dais cuenta, amados hermanos, de que desconfiando los unos de los otros perdéis vuestra fuerza?
Amaos los unos a los otros como yo os he amado. En la enfermedad y en la salud. En la alegría y en la tristeza. En todas las circunstancias por las que pasáis, porque nadie está libre de ninguna de ellas.
Canalizado por Alicia Sánchez Montalbán, el 10 de mayo de 2010.
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